Estoy estudiando discursos de Osho sobre “Cambio” y encontré algunas ideas muy interesantes, dignas de leer y meditar, en especial para las circunstancias que vivimos en el país. Espero sean edificantes o, al menos, te animen a considerar si nuestra vida es un obstáculo o abono para cambiar lo que vivimos.
*Tres formas de cambio: Reforma, Revolución, Rebelión*
*Reforma*: es como un lubricante, suaviza las cosas pero deja que sigan como estaban. Es como colorear la vieja forma de ser con colores nuevos, dejando igual la estructura. La casa se está cayendo, las vigas se rompen, la fundación se hunde, y un reformista busca la forma de introducir cambios para que aguante un poco más pero se vea mejor. Reformar entonces es una acción que está a favor del llamado “status quo”, está al servicio del pasado pero no del presente ni futuro. La reforma se ocupa de los modales, de las etiquetas, de actuar civilizadamente, cambiar la conducta formal del ser pero sin tocar su esencia interior. Un reformista no niega que tengamos espiritualidad, pues no les estorba en su tarea que busca retocar lo exterior. Es una persona educada que nada descarta y, a menos que sea absolutamente necesario, admite toda creencia y acción como aceptable y respetable. La reforma no exige mucho de nosotros, solo mejorar la fachada y mostrarla aceptable, dejando el sucio puertas adentro. La reforma nos hace personas respetables en la sociedad, si quieres respeto haz reformas.
*Revolución*: va un poco más allá que la reforma, pretende cambiar la estructura externa de algo, dejando intocable, incluso negando, que exista una estructura interna. El ser humano es fusión de dos naturalezas: espiritual y física, y la revolución solo se enfoca en cambiar lo económico y social; es decir la naturaleza física, marginando lo espiritual. La revolución se ocupa de la moralidad, de la reputación social; introduce cambios estructurales que por estar centrados en la distribución de lo material crea una división: apartar lo espiritual de lo material. Por eso los llamados revolucionarios niegan el espíritu, afirmando que cambiando lo externo se logra cambiar al hombre. La revolución es analogía de exigir cambiar la decoración de la sala de visita, dejando la mugre en el área no social del individuo o sociedad. Ello crea una división entre el santurrón y el pecador reprimido que espera la oportunidad para saltar a dominar la escena. La revolución destruye a los opresores particulares del pasado e instaura otros nuevos a los que llama “Padre” o “Estado”, pero que actúan con la misma malicia de sus antecesores.
*Rebelión*: se produce en el núcleo, en la esencia del ser, en su conciencia, es radical, transmuta la química del pensamiento para crear no un cuerpo o ropa nueva, sino un nuevo ser, un nuevo “hombre” interior. La rebelión es cambio absoluto porque se origina en nuestra esencia intelecto-espiritual, crea una discontinuidad con el pasado y concibe algo nuevo. No procura reparar lo viejo sino edificar algo nuevo. Jesús es ejemplo de rebelión, por lo que fue enfrentado por reformistas (religiosos) y revolucionarios (Barrabas y similares). El rebelde no renuncia a vivir en el mundo sino que lo afronta con una nueva visión, con valores y principios que no están en venta, y que, consecuentemente, cambian al mundo. Como ha sido dicho: *cambiando yo…cambia el mundo*
La historia muestra intentos sociales de cambio al modificar la estructura exterior del pasado, fracasando en cambiar al hombre interior, quien sigue siendo el mismo: avaro, egoísta, ambicioso. Se cambian, e imponen por fuerza: leyes, políticas y economía (lo externo); pero no se puede cambiar desde fuera la naturaleza humana. Cuando la contención policial desaparece…reaparece la barbarie.
Reformistas y revolucionarios solo pueden gobernar por el uso dictatorial de fuerza, pues el primero acepta que haya espíritu pero le omite de sus esfuerzos; mientras la segunda niega que el ser posea algo llamado espíritu y se centra en crear condiciones externas mejoradas. La rebelión en cambio es espontanea, se produce dentro del ser, en sus motivaciones e intenciones, donde solo lo espiritual es capaz de llegar.
*Conclusión*_: Es rebeldía que meditemos en la forma en la que hemos intentado cambiar, como individuos únicos que somos y como sociedad.
*Es rebeldía* mirar en el espejo de nuestra propia alma y procurar la espiritualidad no-religiosa que nos permita esculpir la mejor versión de nosotros mismos. Los cambios que nos permiten avanzar, como individuos y como especie, son aquellos que nacen en nuestra rebeldía interior y –entonces- reflejamos en el exterior. Fue escrito a los seguidores de Jesús: _no nos conformemos a la vieja manera de pensar y al perverso sistema de valores instaurado, sino que renovemos nuestra mente_”
Los cambios que tanto necesitamos requieren almas rebeldes, valientes, dispuestas a pagar el precio de vivir en grandeza frente a un entorno que pretende imponer la pequeñez a cambio de fortuna, fama o poder. Cada uno de nosotros debe decidir su elección de la forma de cambio en la vida.
Pretender cambiar al país pasa por cambiar yo en mis valores, principios y rebeldía frente al miedo que cierne.
*José Gil*