ENTRE CUERVOS Y ÁNGELES
He visto las celebraciones de equipos deportivos cuando alcanzan un trofeo o copa, saltan, bailan, cantan, se abrazan. Tales celebraciones encuentran eco en las ciudades o países cuando a su regreso la recorren, trofeo en mano. Pareciera contradictorio que algún ganador de trofeo se deprima en momentos cuando debería celebrar. No puedo imaginar a alguien que acabe de recibir un premio nobel de la paz pensando que su vida carece de sentido. Sin embargo, existen momentos cuando justo al haber alcanzado una meta y esperar bonanza nos encontramos frente a un desafió mayor a nuestra fe y amor.
En la biblia hay breve referencia a uno de mis héroes desde la niñez, Elías. Enfrentando a cientos de profetas de la superstición y el engaño, en presencia de ciudadanos entregados a la mentira de aquellos manipuladores de oficio. Elías los confronta y el duelo termina cuando Dios hizo descender fuego que consumió todo el lugar. Resultado final: Elías 1, los malos 0. Fue como un gol espiritual en el minuto 90, como el home-run al cierre de la novena entrada. La gente estaba emocionada, lo mismo que Elías. Un momento estelar en la vida de este extraordinario hombre. Todo parecía listo para ir a casa entre vítores y alegrías, pero no fue así. Solo horas después Elías estaba en un lugar desértico, sin compañía alguna, a la sombra de un árbol, pidiendo al mismo Dios que le había respaldado antes que ahora le quitase la vida.
En solo horas un alma entusiasmada pasó a enfrentar el mayor dilema de su vida: miedo. Su fe y amor estaban a prueba bajo amenaza…si regresaba a la ciudad era hombre muerto. ¿Podrías por un momento ponerte las sandalias de este hombre? Puede que alguna vez te hayas encontrado frente a un enemigo para el que no te habían entrenado, para el que no tienes poder humano. Te he querido contar esta historia pues en algún momento de tu vida, de la mía, toca enfrentar algo que pondrá a prueba al amor y la fe en tu alma.
¿Sabes quienes acompañaron al profeta en su laberinto? Si lees con calma desde 1 Reyes 17 hasta el 19 encontrarás que cuervos y ángeles le acompañaron. Interesante, los cuervos son aves que quitan, ellas no dan sino a sí mismas, pero fueron enviadas. Esto me recuerda situaciones cuando la ayuda vino de donde menos se esperaba, en los laberintos veras ayuda que procede de donde menos podría esperarse…los desconocidos consoladores del camino.
Los ángeles son evidencia de Dios recordándole a Elías que no estaba solo, que no estaba abandonado. La situación era apremiante y peligrosa, pero el mensaje era claro “no estás solo amigo mío, aun te quedan cosas buenas por hacer, no te derrumbes, estoy contigo incluso en este laberinto, estos cuervos y ángeles los envío para que sepas que estoy contigo”.
Si lees con cuidado te darás cuenta que la petición de Elías fue contestada pocos días después, y fue llevado a casa, pero tuvo el valor de cumplir el propósito de su vida, su testimonio no es el de quien sacaba una calculadora para medir riesgos y conveniencias, sino el de un alma que, aunque abatida y sin animo para vivir, confiaba en que lo que hacemos por amor y fe vale la pena hacerlo hasta las últimas consecuencias. Cuando el amor y la fe son genuinos, la esperanza nos convierte en almas atrevidas. ¿Estás acorralado por un problema? ¿Sientes que tambaleas o tiemblas? ¿Ves tristeza y soledad cuando esperabas aplausos? No te quiebres, no dejes que los perversos con poder pasajero te roben tu salud física ni emocional.
Renueva tu amor y fe, confía pues incluso entre cuervos y ángeles Dios está pendiente de ti. Es posible que tu viaje a casa sea pronto, o puede que no, pero no permitas que las circunstancias hostiles e injustas contra ti quiebren tu carácter y te roben conquistar tu territorio emocional, no saques cuentas de lo que más conviene o menos te incomoda. La maldad y el desamor están librando una batalla contra los que aman y tienen fe. Esa batalla no la van a ganar los cobardes, sino quienes enfrentan su propio laberinto y perciben la presencia poderosa y amorosa de Dios en sus vidas, entre cuervos y ángeles, que siempre son enviados a nuestro rescate. Mientras escribía esto recibí dos mensajes a mi celular…Dios les bendiga… ángeles de parte de mi Padre, recordándome que no estoy solo en mi laberinto. Quise recordarte en estas líneas que no estás solo en el tuyo. Feliz día.
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