PERDIDO, ENCONTRADO
Había terminado las reuniones de trabajo aquella tarde y la ciudad de Londres estaba iluminada por un inusual sol que produjo una muchedumbre en sus calles. Visitantes, como yo, y locales, como quienes me habían invitado a aquellas reuniones de trabajo, llenábamos la zona cercana al palacio de Buckingham y el llamado Big Ben. Son pocos los días del año que un sol así se puede disfrutar en una ciudad famosa por cielos grises. Me pareció buena idea comprar un ticket para recorrer lugares históricos en uno de esos autobuses de dos pisos que tienen la parte superior con vista panorámica del recorrido. Allí estaba yo, disfrutando de un paseo fascinante en una de las principales ciudades del mundo. Justo cuando nos acercábamos a uno de los puentes que cruzan el rio Támesis una ráfaga de viento hizo que la boina que llevaba puesta saliera volando por el aire y quedara en la vía. Durante unos segundos quise ser spider-man o uno de esos personajes ficticios con poder para recuperar mi boina, regalo de mi hijo, sin tener que abandonar el recorrido. Tomé la decisión de bajarme en la siguiente parada, unos 100 metros adelante, cuando el recorrido se estaba poniendo más colorido. Recordé el momento en aquella tienda cuando Josué me hizo una broma y me entregó su regalo…el valor afectivo me animó a buscarla. Caminé con poca esperanza, pues alguien podría haberla tomado, o confundido con desechos, o estaría destruida por el paso de otros vehículos, pero cuando llegué al sitio allí estaba, justo en el lugar donde el viento la había arrojado. Por haber caída casi al centro de la vía no había sido pisada por otros carros y por mi rapidez no fue considerada basura que los recolectores habrían desechado de inmediato. La había perdido momentáneamente, pude haberla perdido para siempre, pero como era mía, la busqué y la recuperé. Había recuperado el regalo de mi hijo y podría ahora volver a mi recorrido con una sensación de alegría especial. Ese incidente me hizo pensar en que buscamos lo perdido cuando nos es valioso, cuando toca el afecto o sentido de valor que tiene el objeto. Pude recordar palabras que Jesús dijo a sus seguidores “yo he venido a buscar y salvar lo que se había perdido”. Si fuimos enviados a ser buscados es porque nos habíamos perdido de la mano de nuestro propietario, para quien somos preciados y valiosos; pues de otro modo nos habría dejado a nuestra suerte. A mí me movió el afecto por mi hijo y su regalo para dejar momentáneamente la comodidad y belleza de mi recorrido y estaba feliz de haber recuperado un objeto…cuanto más la alegría del Padre cuando ha recuperado un alma que se había alejado de su compañía y protección. Una frase que me ha acompañado desde el 2005, cuando la leí por primera vez, atravesando una crisis en mi vida: “Nada existe que haya sido perdido y no pueda ser hallado…si se busca”. Hoy puedo entender que la verdadera razón para buscar algo que se haya perdido es porque quien le busca le considera suyo y anhela recuperarlo…por eso me gusta tanto imaginar a Jesús diciéndome “José, no vine a instaurar una religión ni a imponer una ley, vine a buscarte porque deseo que vuelvas a tener compañerismo conmigo, vine a recuperar nuestro compañerismo hijo”. Un recuerdo recurrente que disfruto es cuando jugaba al escondite con mis hijos de 7 y 5 años, fingiendo que no sabía que estaban escondidos en alguna gaveta o debajo de alguna cama. Luego de una aparente búsqueda infructuosa, durante la cual les decía que los iba a encontrar, les decía en voz alta “no los encuentro ¿Dónde están?” A lo cual mi hijo automáticamente abría la gaveta o puerta y levantando su mano gritaba “aquí estoy”, cosa que molestaba por un momento a su hermana pero terminaba siendo motivo de risas para todos. ¿Has perdido algo? ¿Te has sentido perdido tú mismo en algún momento? ¿Te sientes así ahora? Si algo perdiste búscalo con amor y persistencia. Si eres tú mismo quien se siente perdido o desorientado en la vida, no lo dudes ni por un momento, estás siendo buscado con amor y persistencia, no te ocultes más, déjate encontrar. Estás siendo buscado por el amor más grande, del ser extraordinario, quien vino a rescatar lo que se había perdido. Feliz día
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