por José Gil
Un 31 de Octubre en 1517, hace hoy 500 años, ocurrió un hecho que marcó el inicio de lo que la historia vino a llamar “La reforma”. Un monje católico, luego de haber leído y estudiado la Biblia, escribió una serie de principios que, aunque honraban la enseñanza bíblica, contradecía las tradiciones de la poderosa iglesia romana. Pueden decirse muchas cosas sobre la convicción de aquel joven monje, sobre su valor, sobre incluso su fe; pero algo que debería llamar nuestra atención es su determinación a actuar en forma consecuente con su conciencia.
Persecuciones, rechazo social, burlas y hasta miedo a estar cerca de su entorno. Esos fueron algunas de las consecuencias de lo que Lutero debió afrontar como resultado de enfrentar al perverso y destructor poder de la iglesia romana…pero lo hizo.
Si hubiese estado buscando aplausos y fama los habría tenido por montones si se retractaba pues el vaticano lo habría exaltado. Si su meta era la fortuna o el poder estuvo cerca de príncipes, algunos incluso que le protegieron de furtivas persecuciones, quienes de seguro lo habrían enriquecido si les hubiera pedido tal cosa. En cambio, primero Lutero y luego su esposa se despidieron de esta vida rodeados de una austeridad que rayaba en la ruina económica.
Hoy, no es mi intención exaltar o propagar el culto al hombre; sino invitarte a recordar el legado histórico de ese hombre y reflexionar. Como individuo, como parte de un entorno social, ¿Cuáles son los valores y motivaciones que mueven tu esencia? ¿Qué dice la voz en tu ser interior que tenga un valor que incluso supere tu individualidad? El mundo atraviesa por una espesa neblina en lo espiritual y moral, ¿Qué se puede hacer? Quiero que sepas que hace 500 años, un monje comenzó un proceso del que ni el mismo pensaba llegaría a transformar al mundo…y fue su determinación a saber que cuando la maldad avanza los justos deben dar un paso al frente y actuar. ¿Ves al mundo derrumbándose? ¿Ves a tu país en manos de maldad que gobierna apelando al poder de la tiniebla misma? ¿Observas como los malvados se enriquecen mientras la honestidad y justicia son perseguidos y humillados? Entonces es tiempo de reflexionar si nos sometemos al poder de un sistema de valores perverso o alzamos la voz y clavamos nuestras convicciones en las puertas que cobija la maldad.
Aplaudo el Legado de Lutero, pero mi aplauso es también un reclamo para lo que yo esté haciendo para que la voz de la justicia no siga encerrada mientras los villanos del momento destruyen y roban no solo la riqueza material de nuestros semejantes, sino incluso su esperanza y dignidad. La persona que inspiraba a Lutero, Jesús, dijo “si estos guardaran silencio las piedras hablarían”. Es tiempo que dejemos nuestra voz a las piedras. Lutero lo entendió, es nuestro turno.
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