sábado, 7 de diciembre de 2013

TU REFRIGERIO ESPIRITUAL DE HOY: HÉROES…

HÉROES

Estaba buscando una información en la red cuando vi la noticia sobre el fallecimiento de uno de mis héroes, Nelson Mandela.  Dejé mi búsqueda para mirar el libro “El largo camino hacia la libertad”, de su autoría, que desde hace meses he venido leyendo y analizando…una sensible emoción me inundó al saber que esta alma valiente había avanzado en su eterno camino, un verdadero héroe se fue a casa. ¿Quién es un héroe? Según el diccionario es una “persona admirada por haber realizado una hazaña extraordinaria, especialmente si requiere mucho valor”. Héroe es alguien cuya alma está impregnada de valor. Ese mismo día, grandes multitudes se agolpaban en torno a competencias deportivas y presentaciones de cantantes y famosos…cada quien tiene sus héroes. Apenas unas horas antes, había recibido el resultado de una investigación bíblica sobre el heroísmo y el valor: valiente es quien actúa con determinación aunque exista el riesgo y el temor. Animoso, osado, resuelto, esforzado, decidido y vigoroso son algunos sinónimos de la palabra “valiente” cuyo origen en hebreo es “ematz”, palabra compuesta por “ema” de “emén” que significa “creer”, y “tz” que significa “justo”. Combinadas, el significado es: “el justo que cree”. Pensaba que valiente era ser temerario, como el que conduce una motocicleta y salta veinte camiones...ese no es valiente sino imprudente. Según la Biblia ser valiente es ser un justo que le cree a Dios. Fascinante conclusión de uno de mis maestros. Estoy convencido que cada vez que un verdadero héroe abandona el escenario de la vida terrenal deja un vacío pero también deja un legado de esperanza y motivación para quienes estén dispuestos a imitar su valor. Si algo he aprendido es que los grandes sueños han requerido valor para ser alcanzados. Alcanzar cosas extraordinarias haciendo lo ordinario es, posiblemente, la causa de tanto sueño frustrado y alma solitaria. Fue escrito que “los cobardes no heredarán el reino de los cielos”. Quiero pedirte algo más personal ¿Puedes imaginar el valor de quien lucha contra una adicción, el miedo, la soledad? ¿Crees que requiere más valor saltar de un trampolín a 30 metros de altura que confiar en Dios cuando el alma siente estar frente al precipicio de la vida? Esto me hace pensar que existen cualidades en cada uno de nosotros que nos impelen al valor, en contraposición heredamos o aprendemos miedos que tratan de mantener en celda al héroe que quiere aflorar de nuestra alma. Nelson Mandela relata en su libro que varias veces tuvo la oportunidad y el pensamiento de escapar durante sus traslados a hospitales o prisiones, a las cuales fue sometido –brutalmente- durante 27 de sus 95 años. ¿Sabes lo que le contuvo? Pensar que habría defraudado la confianza de uno o dos funcionarios honestos en aquella red de tramposos que gobernaban y que no quería pasar el resto de su vida huyendo. Valor, producto de convicciones, que le hicieron resistir, el alfarero de la vida estaba oprimiendo la arcilla que daba forma a…un héroe. Valor que inunda a quien confía en lo invisible. Lograr lo extraordinario requiere confiar en lo extraordinario de la vida, es el lenguaje de los verdaderos héroes de valor, es el lenguaje de la fe. De Moisés se escribe que se sostuvo en tiempos difíciles como si “viera al invisible”. ¿Sientes hoy que algo en ti te impele a actuar con valor o determinación? Es la voz del héroe en ti, si deseas vivir una vida de confort evitando “meterte en problemas” no escuches esa voz. Hay quienes viven porque respiran pero carecen de visión y su única meta es la comodidad y el placer personal. Pero si hay una fuerza en ti por alcanzar metas superiores de crecimiento intelectual, espiritual, emocional, incluso moral en tu vida…hay una vacante disponible para todo aquel que acepte el desafío de vivir con valor heroico, creer a Dios en sus promesas y verdades. La religión ha robado valor a la humanidad, esperando que sea otro u otra quienes hagan los actos de valor y nosotros aplaudiendo cómodamente desde una vida cómoda, una banca en un templo, o mirando la TV… Dios espera que lleguemos a ser el héroe que El incluyó en nuestro diseño original. No me refiero a ganar el mundial de futbol del 2014 o graduarse con honores en la universidad, aunque esas puedan ser metas hermosas y valiosas. Me refiero al valor para vencer nuestro miedo y ansiedad, en tiempos cuando el cinismo, el conformismo y la desconfianza dominan la escena. El más grande de mis héroes murió muy joven, no era una persona que se distrajera en el poder, dinero o fama, pero su extraordinaria cotidianidad y propósito de vida fue mostrarle a gente insensible, insensata y hasta perversa la forma de caminar con amor y confianza en Dios. Este héroe vino a recordarme que hay algo de héroe en mí también. Su Padre, en cierta oportunidad, dijo delante de muchos testigos “este es mi hijo amado, en quien yo me complazco”. El héroe deja un legado que nos invita, modela, anima, a todos por igual, a buscar hacia dentro…al valiente en nuestra almas; a ese ser animoso, osado, resuelto, esforzado, decidido y vigoroso que se atreva a vencer sus propios temores y alcanzar la cima de su alma, cima para la cual cada uno ha sido diseñado…y que depende de cada uno atreverse. El cielo es un lugar para los valientes y espero un día saludar a mis héroes y heroínas de la vida, no como quien va a un museo sino como quien va a una reunión familiar…la familia de Dios está conformada por héroes, y por cierto, estamos invitados a ser parte de ella. Feliz día. 

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