TRIGO Y CIZAÑA
Temprano en la mañana tomaba un café en la mesita más apartada que había en el sitio, frente a un parque, y conversaba con mi Padre, en silencio, mirando hacia dentro del ser. Entonces llegaron varios jóvenes que se sentaron en la mesa al lado. Comenzaron a hablar de un tema que me hizo “parar la oreja”… futbol: ¿Cristiano o Messi? Admiración y preferencia resaltaban en la conversación. Yo oía, y argumentaba en silencio: “ya quisiera Ronaldo ser la mitad de bueno que Messi, el engreído ese, metroman, etc., etc., etc.”. Hacía apenas unos minutos estaba meditando hacia arriba, y me encontré halando hacia mi preferencia descalificando a otros. Entonces recordé una conversación que más temprano había sostenido sobre la vida en sociedad en mi país y otros lugares del mundo, las guerras y desavenencias que son caldo de cultivo para el odio y la violencia. A diario leo declaraciones en las que los seguidores de un plan económico se refieren como enemigos a quienes opinan distinto, lo mismo entre quienes prefieren a un equipo deportivo o jugador valioso, pero hay dos temas en los que el asunto se hace espinoso: política y religión. Cuanto dolor, muerte, destrucción ha causado a la humanidad la creencia de que somos trigos y “los otros” son la cizaña. Las cruzadas, la inquisición; persecuciones a cristianos, judíos, musulmanes; lo mismo que feroces ataques entre liberales y conservadores, demócratas y republicanos, derecha e izquierda. El saldo que ha quedado de disputas en las que unos creen ser el trigo y otro la cizaña es negativo a la especia humana. ¿Puedes imaginar lo que sería el mundo si Gandhi hubiese pedido a sus seguidores arrancar a los ingleses como cizaña? ¿Cuál habría sido la mortandad si Luther King hubiese llamado a los oprimidos raciales a levantarse en armas para arrancar la cizaña blanca? ¿Puedes pensar en el mundo actual si Hitler hubiese logrado imponer su supremacía sobre la cizaña de las razas inferiores? Piensa en lo que sería hoy Africa si Mandela hubiese escuchado las voces que clamaban acabar, literalmente, con la cizaña encarnada en los responsables del apartheid. En este tiempo veo como hay quienes siguen hablando de “ellos” y “nosotros”, de “los buenos” y “los malos” abrogándose ser el lado claro y “el otro” el oscuro. Todo eso vino a mi mente, en fracciones de segundos infinitos, aun con mi café a la mano. Entonces, recordé la enseñanza sobre el trigo y la cizaña. Esas extraordinarias palabras de Jesús, recogidas en Mateo 13:24-30, revelan, entre otras cosas, un principio de la vida: coexistencia. Si lees con calma el texto te das cuenta de algo fascinante al final, cuando los trabajadores del dueño del terreno sembrado plantearon “arrancar” la cizaña, les fue dicho “no, porque arrancarían también el trigo”. Luego concluye “al final de la cosecha se hará esa división”. No dice que la cizaña era agradable, ni buena, ni que el dueño de la siembra celebró su existencia, pero aceptó que ya estaba allí, y habría que lidiar con ella…por un tiempo. Me ha tocado interactuar con culturas en las que algunos piensan que cristiano es alguien que ora antes de robar a su vecino o subir a un avión y bombardear mujeres y niños. He conocido a quienes piensan que musulmán es alguien que tiene una fábrica de bombas mortales en el patio de su casa para matar a todos los infieles. Cristianos contra judíos, judíos contra musulmanes, musulmanes contra cristianos, y el circulo se engrosa con los discursos de oportunistas de la historia que enseñan que está más cerca de Dios quien arranque de un jalón al otro. En el sentido político y social, hay quienes alimentan y se aprovechan del odio entre los que tienen el poder económico y los que reciben el poder político. Cuando los primeros actúan para arrancar al poder político la nación sufre, cuando el poder político trata de destruir el poder económico la nación… sufre. La falta de visión de los ciudadanos hace que durante un tiempo apoyen una idea y luego saltan a la otra. Creo que eso es lo que resume aquel proverbio “el pueblo perece por falta de conocimiento”. Las palabras de Jesús sobre el trigo y la cizaña hablan de la coexistencia, entender que existen realidades que deben ser corregidas pero no arrasando o arrancando. ¿Te das cuenta? Mientras la historia está llena de discursos y acciones sobre arrancar al otro del planeta, Jesús les dice “no la arranquen, dejen coexistir ambas plantas, cada una mostrará su naturaleza, pero al final de la cosecha, cuando cada uno de su fruto, entonces lo inservible será quemado”. La cizaña representa la maldad en cuanto a que parece comestible pero es venenosa, ocupa un espacio pero no produce, nace y crece junto al trigo pero trata de ahogarle, en una frase: es una falsificación. El trigo representa la bondad, el bien para la tierra, esperanza de quien siembra y alimento para quien cosecha, es el resultado de un trabajo hecho con esmero, en una frase; es el producto original de Dios. Un creyente no es alguien que está listo a incendiar la cizaña sino alguien que vive como trigo. Desconfía de todo liderazgo que se auto proclame el portador del fuego para quemar la cizaña, pues con toda seguridad terminará quemando el sembradío, incluido el trigo. Estoy aprendiendo a ver jugar a Messi cuando enfrenta a Cristiano sin querer que a este lo parta un rayo, a recordar que no porque caiga fuego del cielo contra los ricos o los políticos del otro partido el mundo será mejor, y que no porque los seguidores de otro dios desaparezcan del planeta habrá paz. Piensa en el llamado “paraíso” en la biblia, allí se supone que todas las condiciones fueron perfectas y, sin embargo, fuimos nosotros quienes fallamos, tal como seguimos fallando. Ahora sé que mientras esté en esta vida siempre habrá cizaña…pero gracias a Dios…siempre habrá trigo. Quiero ser trigo y el tiempo de cosecha es mi fe, mi amor reflejado con acciones, mi estilo de vida, mi apego a la verdad, mi fruto, lo que haga una diferencia para distinguirme del mal. Puede incluso que haya rasgos de mi carácter que se hayan abrazado a la cizaña, pero Dios no pide incendiarme en esta vida sino que da tiempo hasta que pueda mostrar quien soy realmente. La coexistencia enseñada por Jesús abarca la que tiene que ver con otros y conmigo mismo en el ser interior. Quise compartirte estas líneas con el deseo de que puedas mirar hacia dentro y meditar…quien eres y quien deseas ser…entre el trigo y la cizaña de la vida. Feliz día.
Por José Gil
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