Perdón que libera
¿Alguna vez escuchaste la palabra shemitah? Es un concepto maravilloso. Leyendo el libro de Deuteronomio llegué al capítulo 15, donde se le menciona. Hace referencia al hecho que en tiempos del éxodo Dios había establecido que cada 7 años hubiese el llamado “año de remisión” de deudas o “año sabático”.
La idea original fue que cuando se hubiese prestado algún bien a un paisano, llegada la shemitah, o remisión, del séptimo año la deuda quedaba perdonada. Algunos prestamistas cuando veían que el deudor tardaba en pagar y se acercaba el año de remisión se enojaban y amargaban. Entonces en la lectura observo algo que me gusta mucho, Dios le señala a quien prestó de lo suyo que disfrute el shemitah, que lo vea como un acto de generosidad y no una carga, le recuerda que la abundancia que ha tenido -y de la cual ha prestado- es generosa provisión Divina.
Shemitah implica “soltar el peso emocional de algo, soltar un ancla en el alma”. Dios quiso que el perdón fuera no solo un acto judicial para liberar al deudor por llegar el año 7, sino un acto para soltar la carga en el alma del adeudado, no anclarse emocionalmente por haber alcanzado o perdido lo material.
Devastador efecto tiene la adicción a acumular riquezas, compitiendo con la amargura de quien siente que ha perdido riqueza. Shemitah recuerda no ser esclavo de las posesiones materiales. Es interesante que cuando Jesús inicio su ministerio dijo que había venido a proclamar “el año agradable a Dios” y se refería a la shemitah.
¿Te das cuenta? Vino a mostrar la forma en que Dios no se ancla en nuestras deudas con EL, sino que está dispuesto y deseoso para soltar el peso de nuestra culpa, y shemitah implica que aprendamos a ser y hacer como El. Me parece que esa es la causa por la que Jesús enseñó a orar a sus seguidores “perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos a quienes nos deben”.
Dios no es un perdonador amargado o mezquino. La pregunta ahora es ¿Tengo mi alma anclada para no perdonar? No se trata de subestimar el peso de una ofensa o deuda sin reclamo de justicia, sino de priorizar el liberarnos de lo que atenta contra en sentido de una vida llena de entusiasmo y agradecimiento.
Cuánto daño se hace quien no puede perdonar, incluso su salud física y mental padece consecuencias. ¿Es mi disposición a perdonar a otros similar a la espero para ser perdonado? Me gusta saber que el perdón es un acto con el cual libero a quien me ofendió de la deuda moral, y me libero a mí mismo de amarguras y enojos que son peso al alma. Espero medites el asunto, y sea para tu beneficio. Feliz día.
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