martes, 4 de junio de 2013

TU REFRIERIO ESPIRITUAL DE HOY: Camino y Destino Salmo 23

Camino y Destino
Salmo 23
 José Gil

Hoy me levanté temprano para llevar a mi hijo hacia Coro, dejarle allá y regresar. Disfruté el viaje, dos hombres y amigos conversando, la mañana fresca y despejada de las fuertes tormentas que han caído en la zona las últimas semanas. Una parada para comer algo, bromas ligeras, reflexiones del alma y hasta compartir asuntos personales. Nos despedimos y tome de inmediato el camino de regreso, ahora venía a solas, una fuerte lluvia en parte del recorrido. La misma carretera, el mismo transporte y el mismo chofer, pero la circunstancia era diferente. Recordé algunos de mis muchos viajes por trabajo, las salidas y entradas, los lugares y las distancias, los recorridos y destinos. A mi mente vino una convicción: mi Padre siempre ha estado conmigo, en cada camino, en cada destino. Entonces, pensé de nuevo en el Salmo 23, y decidí escribirte sobre lo que esta perla bíblica me dice sobre el recorrido por el camino de la vida…camino a casa.

El Salmo 23 es uno de los pasajes bíblicos más leídos y citados, su poderoso mensaje ha iluminado los ojos de muchas almas. Por lo general es leído en cementerios al momento de sembrar los restos físicos de quien partió a la eternidad. Encuentro en sus estrofas el camino recorrido por un hijo de Dios, y especialmente, me anima el destino final que promete a aquellos cuyo guía es el Pastor de pastores. Es como un vuelo con varias paradas y tiempos de espera entre uno y otro, en cada una obtengo algo y…dejo algo, mi mente se nutre de cada parada, anhelando el destino final. Acompáñame unos minutos para compartirte lo que Dios ha puesto en mi corazón sobre el mapa de ruta de mi vida.

El guía: lo primero que me dice el salmista es quien es su guía, su Pastor del camino. El Dios Eterno. El pastor de ovejas no empuja al rebano, sino que va adelante. Jesús dijo “mis ovejas oyen mi voz  y me siguen”. El salmista dice “nada me faltará”, pues sigue al Pastor, es como decir “estoy en el buen camino,  llegaré  a destino porque tengo el mejor guía”.

Primera parada: Estación “Pastos frescos”. Me gusta que el recorrido comience con lugares donde el pasto tierno y verde crea un ambiente de tranquilidad, armonía, fertilidad. La oveja se alimenta de los pastos tiernos y se siente segura cerca de ellos, así Dios brinda paz a mi alma.

Estación “Aguas de reposo”. La oveja no puede beber si las corrientes son fuertes, y su naturaleza le aleja de aguas turbulentas, por eso el salmista dice que “junto a guas de reposo le pastoreará”. Dios es proveedor de palabra que es como agua de vida para nosotros. Estar junto al agua significa estar apegados a la palabra divina. Pasto y agua son la provisión de alimento para el camino.

Estación “sendas de justicia”. Asegurada la provisión, el guía ahora “confortará mi alma”. Implica la idea de dar seguridad, comodidad. No es ocio, sino confianza. Al final de un día de caminata contar con una cama es una bendición, eso es “confortar”. El guía se adentra a “sendas de justicia”, esto es, a los momentos en los que asimilo su rectitud, y la asumo para tomar mis decisiones de vida.  Pero fíjate que su guía es “por amor de su nombre”, no es a jalones ni empujones sino que es una guía caminando delante, con el ejemplo. Me invita a seguirle por camino recto.

Atentos, estación “sombra de muerte”. El camino recorrido pasa, en ocasiones, por lugares solitarios, donde el sol pareciera anunciar muerte en arenas desérticas, o las penumbras de la noche dijeran que no amanecerá para mí. Son “sombras”, no es muerte, son momentos duros, tristes, y debo cruzarlos. “No temeré porque estás conmigo, tu vara y callado me alentarán”. La vara se refiere a la guía del Pastor, el callado es el objeto con el que rescata a una oveja caída en un hoyo. La diferencia para un caminante de la vida está en el guía a quien sigue. Algunas veces el valle de sombras será parte de la guía de Dios con su vara, otras será producto de mi extravío y entonces su callado me rescata.

Estación de alivio. El guía ahora hace tres cosas que alivian al contrito corazón. “sirve mesa delante de los que me desean mal, unge mi cabeza con aceite, y rebosa mi copa de vino”.  Lo primero implica la idea de atenderme como invitado de honor, la unción con aceite es que me dedica a su causa. La copa rebosando implica compañerismo, es como si Jesús me dice “somos compañeros del camino, somos familia, me has acompañado a través del pasto verde y también del sufrimiento, sigamos juntos José”. Para quien acaba de salir de la prueba, el alivio de la intimidad con Jesús trae paz.

Los guardaespaldas. El salmo dice algo que me llena de alegría “el bien y la misericordia me seguirán todos los días”. Aleluya, mi vida no está en manos de circunstancias ni del azar. El bien y la misericordia son mis guardaespaldas y me siguen. Escuché a un predicador decir “viviré hasta que Dios cumpla su propósito en mi vida”. Eso es lo que dice esta estrofa del salmo, el bien y la misericordia me acompañan hasta que llegue a casa. 

Estación terminal: Hogar. La última parada del camino es en “la casa del Dios Eterno”. Hace un tiempo leí algo maravilloso sobre algunos pueblos árabes para quienes hogar no es un pedazo de tierra conquistado o comprado sino “hogar es el lugar donde se es bienvenido”. Me gusta saber que en la casa del Padre Celestial soy bienvenido, allí morare, allí viviré, no puedo decirte como es ni lo que hay, pero allí esta Jesús, allí rebosa la vida, no hay cicatrices de heridas ni habrá despedidas…es la estación terminal de quienes caminamos tras el guía, tras el Pastor. Estoy aprendiendo a disfrutar cada etapa del camino, manteniendo mi mente en el destino final que me espera.

Padre, te alabo porque has trazado un mapa de ruta para llevarme desde mis primeros pasos. Gracias porque me has guiado y rescatado, porque has sido compañero fiel. He estado junto a manantiales frescos y rodeado de sombras, y tú me has guiado y sostenido. Alabado seas porque prometes que en tu casa soy recibido y bienvenido. Estoy en tu camino, y sigo hacia mi destino. Benditos seas Señor. Amen.

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