Aprendiendo a bendecir a Dios
Salmo 103
José Gil
Es asombrosa la facilidad con que las personas se maldicen unas a otras. Incluso hay quienes encuentran chistoso llamar a alguien “maldito”. Entre tanto el uso de la palabra “bendecir” se ha devaluado producto de repeticiones y su uso vano.
Dios nos bendice con salud, protección, y provisión material, pero sobre todo nos ha bendecido con el amor y la salvación dados por medio de Jesús. En respuesta a tales beneficios tenemos el privilegio de llenarnos de agradecimiento y, se produce un hecho extraordinario: podemos bendecir a Dios. ¿Cómo? Así como suena: podemos y debemos bendecir a Dios.
El Salmo 103, escrito por el rey David, comienza diciendo “bendice alma mía al Eterno”, y termina con esa misma expresión. Siete veces aparece el verbo bendecir en esta joya de salmo, que es una conversación que David tiene consigo mismo y en la cual exterioriza una actitud de agradecimiento.
Para recordar: disfruto la lectura, y con frecuencia, al encontrar una frase o pensamiento que llama mi atención, tomo mi resaltador y marco esas líneas para hallarlas fácilmente al regresar al libro, cosa que hago recurrentemente. En este Salmo el escritor hace una marca en su propio corazón al decir en 103:2 “no olvides ninguno de sus beneficios”. Como sabiendo la facilidad con que recordamos lo desagradable que nos ocurre o hacen, mientras olvidamos los beneficios recibidos, en especial olvidamos a Dios como proveedor. El rey David estaba haciendo con su mente lo que yo hago con mis libros, resaltando lo que desea y necesita recordar. El deseo del salmista es alimentar su actitud de agradecimiento para bendecir a Dios, incluso en tiempos en que el odio y la amargura le tenían bajo estado de sitio.
Los beneficios: en los versos 3 al 5 tenemos una lista de cinco beneficios que el salmista reconoce como procedentes de Dios, y solo de El. Nadie más podría darlos, y solo quienes lo pidan pueden recibirlos. Mientras te comparto esos cinco beneficios recuerda que quien escribe es el rey de Israel, quien pudiera tener todo lo que muchos piensan que se necesita para ser feliz. Aprendamos con David a bendecir a Dios por estos beneficios.
1. Perdón: la primera causa de bendición, el primer beneficio que el salmista recibió de Dios: “El es quien perdona todas tus iniquidades”. El inicio de una relación que bendice a Dios es la que ha recibido el perdón. ¿Notas la palabra “iniquidad”? Se refiere a la acción de una persona que hace mal y disfruta haciéndolo. David comienza recordándose a sí mismo que en momentos claves de su vida había fallado terriblemente, había hecho mal y disfrutado al hacerlo, había actuado con iniquidad. Pero Dios le perdonó TODAS sus iniquidades. El problema con algunos de nosotros es que hemos vivido mucho tiempo bajo el manto de la apariencia religiosa y pensamos que no hemos hecho algo realmente malo, y Dios nos ha perdonado nuestros pequeños pecados. Sin embargo, Jesús preguntaba “¿Quién amara más?” Y la respuesta de quienes le oyeron fue “aquel a quien más le fue perdonado”. Que bendición es la paz que llega al corazón cuando la persona a quien ofendimos nos perdona, se restablece una relación armoniosa. Dios nos perdona TODAS las iniquidades. Aleluya.
2. Sanidad: Alabo a Dios porque el salmista se recuerda a si mismo que “El es quien sana todas tus dolencias”. Se refiere a la condición del alma lastimada por causa del mal: las angustias, las penas, el dolor que trae al ser humano su condición natural alejada de compañerismo con Dios. Los médicos señalan que los sentimientos de miedo, angustia, amargura, odio y tristeza son la causa de 8 de cada 10 enfermedades que tratan. David nos está revelando, de parte de Dios, que como resultado de saberse perdonado su corazón se libera de la culpa, la carga, el dolor y la amargura que su maldad había traído a su corazón.
3. Libertad: continúa el salmista y nos dice “el que rescata del hoyo tu vida”. ¿De qué está hablando? Pozos de agua secos solían ser utilizados para aislar a algún animal o prisionero en aquellos tiempos. Para evitar que escaparan o que alguien cayera accidentalmente en el hoyo, se lo colocaba una tapa. De esa manera quien estaba adentro quedaba prisionero y…a oscuras. Recuerda la historia de José, quien fue puesto en hoyo así por sus hermanos. ¿Alguna vez has estado en una situación en la que te sientes tu vida en un hoyo? David si, y yo también. Dios tiene el poder y el deseo de liberarnos de conductas, de adicciones, de actitudes que nos tienen, en cierta forma, atrapados, paralizados, prisioneros en la vida. El rompe las cadenas, libera a los cautivos. Alabado sea el Padre.
4. Riqueza: ahora el rey David bendice a Dios porque “El es quien te corona de favores y misericordia”. Una corona implica autoridad, una posición de poder, de privilegio, de recompensa. Toca mi corazón que ya David tenía una corona, era el rey. Sin embargo, la pone a un lado para decirnos que la corona que realmente le hace bendecir a Dios es la de su “favor”, o sea su amistad, su compañerismo. Además menciona la “misericordia”, por lo que el hombre en el trono manifiesta que necesita la misericordia del Dios que reina sobre todo trono. Que diferencia con la soberbia que caracteriza a los gobernantes del mundo. El rey de Israel nos dice que su riqueza no procede de su condición real en Israel sino de la amistad y amor que Dios le ha dado.
5. Abundancia: “el que sacia de bien tu boca, de modo que te rejuvenezcas como el águila”. Esta expresión contiene dos elementos que resultan de los cuatro primeros beneficios. Un alma que sabe que ha sido perdonada, sanada, rescatada y enriquecida hablara principalmente de cosas buenas, edificantes, palabras que resaltarán la obra de Dios. Quienes maldicen lo hacen porque no tienen, o menosprecian, los beneficios de Dios. En segundo lugar ¿Qué ocurre con una persona cuyos labios solo hablan lo edificante? Se mantiene jovial, se mantiene fresca a pesar del rigor de los años. El nuestro es un tiempo de gente joven con un corazón envejecido, pero en Dios podemos disfrutar de un corazón jovial aunque nuestra edad diga que somos casi una pieza de museo. Mejor que el botox, las prótesis y las lipo que muchos buscan como secreto de juventud, es un corazón jovial que resulta de una boca que ha aprendido el lenguaje de bendecir, bendecir, bendecir a Dios y hablar de sus maravillas.
Para terminar te comparto que llama mi atención que en estos beneficios que David menciona no destaca lo material, que muchas veces es lo que llena mi lista de motivos de oración. Lo que destaca son los beneficios que solo Dios puede dar, y dará a quien los pida. ¿Ya los tienes? Entonces juntos bendigamos con todo nuestro ser el Santo nombre de Dios.
Padre, te alabo porque maravillosos beneficios diste a David, y ahora a mí, los necesito, los pido para mí, los recibo con brazos y corazón abiertos. Bendice alma mía al Eterno, y bendiga todo mi ser su Santo nombre. Amen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario